Cuando uno viaja en el transporte público, es común escuchar la radio, a las personas, o los productos de audio que se ofrecen en venta y que los vendedores ponen a todo volumen para darlos a conocer. Recuerdo que en el metro he escuchado a vagoneros vendiendo discos compactos con grabaciones de chistes, del tipo de los que vemos en los programas de televisión La hora pico o Los comediantes, entre los que hay bromas que ridiculizan a cstadounidenses, chinos, gallegos, alemanes, rusos, negros africanos, indígenas mexicanos y otros estereotipos étnicos. En estos chistes se pinta a cualquiera de los mencionados como iluso, tonto, confiado o completamente idiota.
De esta manera, en nuestra televisión, la radio y a través de grabaciones de audio se estaría atentando, desde hace muchos años, contra el honor y la dignidad de los habitantes de otros países, contra quienes son de los estados de nuestra nación, o contra los miembros de alguna etnia. Si a eso agregamos la singular alegría con que se utilizan en la calle expresiones como "chino cochino", "codomontano", "culichi", "franchute", "gabacho", "indio bajado a tamborazos", "pinche gachupín", "turco ladrón" y otros muchos, tendremos un espectro de lo bien que se aprovecha la xenofobia para hacer reír y como parte de nuestra convivencia, creando la ilusión de que los otros son peores que nosotros, y por lo tanto estamos disculpados de cualquier cosa.
La xenofobia se ha vuelto negocio, pero desde hace mucho.
En otro giro, recuerdo cuando hace no mucho hubo quienes desde el país del Norte quisieron que el entonces presidente Fox se disculpara por haber llamado "negro" al personaje de historieta Memín Pinguín. Aquella vez, a muchos nos pareció excesiva la exigencia de los afroamericanos de Estados Unidos que pretendieron un desagravio, sin considerar las diferencias culturales que existen entre nuestros países.
En esta semana, se ha montado un escándalo orquestado por los conductores y responsables de los medios de comunicación de nuestro país, los diputados (aunque con ellos no es de extrañar) y nuestro aparato diplomático, al pretender salvar un honor (¿su honor?) a través de una publicidad negativa contra el programa de televisión británico Top gear, mismo que transmite la BBC.
El motivo de tanto ruido: Jeremy Clarkson, Richard Hammond y James May se pitorrearon en esa emisión televisiva, el pasado lunes 30 de enero, de algunos estereotipos del mexicano que circulan en el extranjero, referentes a nuestra conducta y nuestra comida.
Por supuesto, a nadie se le ha ocurrido comentar nada sobre el humor británico, que tantos hemos podido conocer a través de otros programas de televisión por cable, como por ejemplo Little Britain. Esta omisión da para hacer sketches y burlas, como el escenificado hoy por un conductor de un programa matutino de televisión abierta nacional. ¿Ridículo? Jajaja, apenas empieza...
Además, de qué se asustan... ¿Recuerdan a los mexicanitos orinando sobre la flama de la libertad en París? ¿A Martha Sahagún y otros funcionarios jugando entre los guerreros de terracota en China? Sobran los ejemplos para alimentar los estereotipos sobre los mexicanos en el extranjero, principalmente señalando nuestra irresponsabilidad. O sea, no sólo los mexicanos somos súper amantes, como dicen las dizque fuereñas de la publicidad de Condomes M y toda su gama de productos, sino que también se nos da actuar a lo atrabancado y pendejo... ¡Pero así soy! ¿Y qué?
Independientemente de este tinte ridículo que a pasos agigantados está agarrando el asunto, ¿a quien beneficia? Luego del espectáculo "Kalimba", necesitábamos algo igual de atractivo, y creo que lo encontraron... Fue en el IMER, ¿verdad?
Hay un racismo real que afecta a los mexicanos que cruzan ilegalmente la frontera a los Estados Unidos, contra los mexicanos que van a estudiar a los países europeos, e incluso en algunos países centro y sudamericanos. En este último caso, hay relatos que sustentan por qué se discrimina al mexicano, y se refieren a abusos, fraudes, soberbía, de esos que pensamos que sólo se dan en nuestro suelo. ¿A quién le importa esta otra cara de la moneda?
Preparemos una jarra de nuestra bebida favorita, palomitas (hartas palomitas) y los demás bocadillos de nuestra predilección, y tomemos asiento para ver el espectáculo México vs Top gear-BBC, que segurito habrá de competir con el raiting de Monólogos de la vagina, Defendiendo al cavernícola y los mejores realities que hayamos visto.